Desde ayer y hasta hoy por la noche, la Iglesia tiene la Cruz de Cristo como centro. Los templos están en silencio y las imágenes tapadas. Sólo se realizan vigilias y vía crucis, para recordar la Pasión y Muerte de Cristo. “La Iglesia recuerda el descenso de Jesús a los infiernos, a rescatar a todos aquellos que muertos antes de su venida esperaban la salvación de Dios”, explicó monseñor Alfredo Zecca en la última misa que se ofició el jueves. “El Sábado Santo es un día misterioso que nos muestra la universalidad de esta Pasión, que no tiene ningún límite temporal porque Cristo es Señor de los vivos y de los muertos”, agregó.
El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adornos. La muerte de Jesús entristece todos los templos. Ayer solamente se leyó la lectura de la Pasión. Los ministros se postraban en el suelo ante el altar al comienzo de la ceremonia. Iban vestidos de rojo, el color de los mártires.
Hoy, Sábado de Gloria, se recuerda la resurrección del Señor que comienza con la vigilia pascual. Es la misa más larga del año y la más importante. Está cargada de ritos, y tiene tres partes: la celebración del fuego nuevo, la Liturgia de la Palabra y la renovación de las promesas bautismales. Comienza fuera del atrio, donde se enciende una fogata que representa la luz de Cristo y con el que se prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre el cirio se marca el año y las letras griegas “alfa” y “omega”, que significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo.
En Concepción
En la misa del jueves el obispo de Concepción, José María Rossi, recordó a los damnificados por las inundaciones y pidió más solidaridad con ellos. “Ahora viene lo más complicado que es recuperar las casas, el ritmo de trabajo y la economía. Luego vendrá la etapa de trabajar para que esto no pase de nuevo”, dijo.